viernes, 3 de diciembre de 2010

Jose Luis Ibañez Farru

Te conozco tan poco y a la vez tanto... Quizás el camino nos unió, tal vez fue él, o tal vez ella. Para los que no te conocen, he aquí un hombre de los pies al cielo.

Allí, donde yo nací no entendí al que tú le pides, no lo conocía. Como puede ser que una expiración haga tanto ruido. Parece que ruje el cielo, que se desquebraja el tiempo.

Sin duda alguna eres una persona especial. Un tio que no le preocupa su imagen, que solo se preocupa de él que bastante ya. No creo que haya una sola persona la mitad que tú...

Y anda que te gusta poco un Viernes Santo. Que no se te parte el cuerpo cuando ves a esa señorita tan coqueta salir de esa puerta.

Pocas veces elogio a una persona, pero creo, que jamás elogiaré a una como tú. Íbamos a aprender poco los demás de un tipo como usted... Aquí sobran las estrellas, sobran las tirantas, las cañas... los pasos que saques... Hablando de ti todo eso cobra menor importancia. Esto va más allá. Casualidades, las lecciones de la vida, levantarte con todas las ganas del mundo, entrenar y correr.

Me pongo en tu situación y se me cae el cielo. Hay que tener el corazón más grande del mundo para sacarle hoy una sonrisa al mundo, ¿y sabes qué? ni por un momento dudo que no lo tengas, porque consigues esa ilusión por la vida. Para que luego digan que Dios no existe, ea pues que te pregunten a ti si existe o no.

No tiene suerte ese hombre Farru, que orgullo tiene él de verte desde ahí, dándose cuenta de lo grande que es su hijo... Recuerda, nunca estarás solo. Y si algún día crees que si, corre a la calle Castilla con esa medalla, allí están todas tus respuestas, y lo sabes… Nada existe sin él...



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